¿Cómo detener los pensamientos indeseados?
Nos ha ocurrido absolutamente a todos. Hay ciertos pensamientos e ideas que permanecen en nuestra mente y de los que es muy difícil desprenderse. De hecho, intentamos apartarnos de esas mismas ideas y curiosamente parecen coger más y más fuerza. Con todo lo que ello conlleva, emociones negativas asociadas, percepción de falta de control, etc. Este tipo de dificultad es muy común en personas con depresión, fobias, ansiedad, miedos irracionales o en situaciones con una alta carga de estrés. La psicología contemporánea posee una técnica muy eficaz en este sentido, una herramienta de hace varias décadas que ha demostrado obtener excelentes resultados. Es lo que se conoce como Técnica de detención del pensamiento y su principal objetivo es interrumpir esas ideas que nos molestan, de las que nos cuesta desprendernos o esas otras que simplemente nos resultan improductivas (no resuelven ningún problema y generan un gran sufrimiento).
Básicamente, la Técnica de detención del pensamiento conlleva los siguientes pasos:
¿Cuáles son exactamente los pensamientos que deseas eliminar? Para frenar ciertos pensamientos e ideas indeseadas, es importante saber de antemano cuáles son las ideas más recurrentes o las que más molestias causan. Es muy importante definirlas con la mayor exactitud posible.
Inicialmente concéntrate todo lo posible en las ideas que te perturban. Busca un lugar tranquilo y vuelve a recrear con el mayor detalle posible esta situación y deja que los pensamientos repetitivos fluyan con total naturalidad. Muchas veces no nos permitirnos desarrollar una emoción o un pensamiento con libertad. La sensación de naturalidad y auto-permiso acaban generando cierto confort.
Detén el pensamiento. Cuando detectas que está apareciendo el pensamiento o las ideas indeseadas, puedes señalarte a ti mismo: "¡Basta!" (inicialmente en voz baja y posteriormente en silencio). También se puede apretar el puño o realizar alguna otra acción de detección (siempre la misma señal). Servirá como estímulo de detención. Posteriormente, intenta mantener la mente en blanco al menos durante unos segundos. Si el pensamiento vuelve a aparecer, puede repetirse el estímulo de detención (la palabra "¡Basta!" o apretar los puños, por ejemplo).
Sustituye esos pensamiento por ideas más positivas. Posteriormente es fundamental cambiar los pensamientos negativos con ideas más saludables que nos resulten creíbles y honestas. Pueden utilizarse frases como "soy una persona valiosa" o "me siento relajado". A ello también se puede añadir el recuerdo vivido de un paisaje agradable o de un momento en que nos hemos sentido cómodos de un modo natural.
Debe recordarse que emplear esta técnica con eficacia requiere tiempo. No se domina fácilmente, pero la práctica frecuente consigue excelentes resultados. Es posible utilizarla en momentos muy diferentes y puede revertir muy positivamente en una mejor calidad de vida, una autoimagen más válida y una importante sensación de control sobre nosotros mismos.