¿Cómo superar la frustración?

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beachEs habitual escuchar decir a algunas personas que se sienten frustradas. Pero, ¿qué es exactamente la frustración y qué implica? La frustración aparece en nuestras vidas cuando no logramos realizar nuestros proyectos, sueños, metas o deseos, o simplemente cuando no conseguimos terminar con éxito una actividad. El problema es que, tarde o temparno, todo eso acaba por suceder. Es prácticamente imposible vivir sin cierto grado de frustración. La diferencia estriba en que unas personas manejan o gestionan esa emoción de un modo más adaptativo y otras lo convierten en una verdadera fuente de sufrimiento. La frustración es muy frecuente, por ejemplo, en los niños, ya que ellos se encuentran muy habitualmente con obstáculos, escasas habilidades y mucha dificultad para realizar algunas tareas. Ello no impide que continúen intentando mejorar una y otra vez.

 

La frustración, por tanto, es una reacción puramente natural. Y será pues perfectamente comprensible si nos sentimos frustrados después de suspender un examen tras mucho tiempo preparándolo. El eje clave en todos los sucesos que nos generan frustración es la aceptación y la conducción de esa misma emoción. Si no aprendemos a gestionar la frustración, corremos el grave riesgo de que se apodere de nuestras vidas, y de que la insatisfacción se convierta en una compañera constante. Y todo lo que ello conlleva, desesperanza, malestar, resentamiento o un tipo de razonamiento negativo sobre nosotros mismos que fácilmente puede cumplirse. Pensamientos del tipo "no lo conseguiré nunca", "no valgo para nada", "soy un fracasado", etc. tienen el peligro añadido de estimular una autoimagen negativa, generar falta de motivación o lo que se conoce como profecía autocumplida. Si pensamos previamente que no vamos a conseguir algo, tenemos muchas más posibilidades de no lograrlo porque asumimos una actitud derrotista.

Entonces, ¿cómo superar la frustración? La cuestión fundamental, como indicaba antes, es la aceptación. Muchas personas afirman realizar cierto grado de aceptación, cuando lo que ocurre realmente es que sólo se produce una aceptación superficial de tipo lógico y racional, y no tanto de carácter emocional. La frustración conecta a menudo con nuestro pasado y con la relación que establecemos con nosotros mismos. En el fondo, la pregunta que sobrevuela es: ¿me permito a mí mismo no conseguir ciertas metas?, o más concretamente, ¿puedo vivir sin lograr lo que me propongo? En este sentido también incluye aceptar nuestras propias limitaciones. Aunque es muy importante esforzarse por lograr un objetivo, también puede llegar un momento en que también sea necesario abandonar o, si se prefiere, replantearnos nuestras metas adoptando una perspectiva más realista. La realidad no es en ocasiones como nos gustaría. Eso no impide el esfuerzo y la constancia como modo de vida a la hora de lograr nuestras propias metas.

 

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