La culpabilidad, arma de doble filo
La culpa es, sin duda, uno de los sentimientos más dañinos e improductivos que existen. Especialmente porque no nos permite vivir el presente mientras nos mantiene atados al pasado y elimina cualquier posibilidad de futuro. Generar sentimiento de culpa es muy sencillo, demasiado sencillo, de hecho, sólo tiene una única regla: culpar a los otros de cualquier suceso indeseable (a veces incluso de un modo inconsciente). Es importante tener en cuenta que las personas nos sentimos más cómodas cuando existe una imagen o una persona concreta a quien señalar, pero esto no significa que sea el modo más inteligente de actuar o comprender el mundo (las parejas, amistades o grupos sociales que habitualmente usan la culpa en sus relaciones, acaban generando conflictos crecientes y paralizantes).
También es importante aceptar nuestra cuota de responsabilidad en un acto negativo (es sustancialmente muy diferente el concepto de responsabilidad y el de culpa). Algo que muchas veces nos hará sentir incómodos y que, por naturaleza, tendemos a rechazar. Por eso, antes de intentar culpar a otra persona, puede ser importante detenernos y reflexionar sobre nuestra propia cuota de responsabilidad. Es una forma de pensamiento maduro, donde aceptamos nuestros errores y trabajamos para no repetirlos. También es cierto que en muchas ocasiones solemos olvidar que las personas hacen cosas negativas con buenas intenciones. No debemos equiparar un comportamiento erróneo con una persona esencialmente "mala". Errare humanum est (equivocarse es humano), decían los griegos.
Muchos experimentos muestran lo sencillo que es generar sentimiento de culpa, a veces incluso un simple comentario puede ser suficiente para desatar todo este particular mecanismo (algunos estudios han llegado a demostrar que en condiciones adecuadas el hecho de darle la mano a un ladrón, a un mentiroso o incluso sentarse en la silla que habían usado previamente, puede generar sensación de culpa). La dificultad se encuentra en que cuando nos sentimos culpables por algo, somos mucho más susceptibles y podemos estar a merced de personas manipuladoras. Por tanto, en una próxima ocasión en que nos sintamos culpables por algo, será importante analizar atentamente el entorno y las personas que nos rodean, es probable que alguien esté intentando poner su responsabilidad sobre nosotros, aunque sea de una manera puramente inconsciente.