La propia motivación, una estrategia
Existen muchas y muy diversas teorías que explican el funcionamiento de la motivación humana. Casi todas ellas afirman que existe un componente interno decisivo. Nos automotivamos más que nos motivan, y orientar o dirigir esa motivación puede resultar fundamental para conseguir nuestros propósitos.
La motivación se basa esencialmente en la actitud y el modo que tenemos de comprender la vida y las cosas que nos ocurren. La forma concreta en que interpretamos y vivimos nuestras experiencias es uno de los ejes sobre los que se sostiene. Solemos olvidar que los acontecimientos que nos ocurren son una parte natural de la vida. Cuando llueve, después de varios días de sol, asumimos con naturalidad que es parte de los ciclos de la naturaleza, de las reglas del juego. Sin embargo, nos cuesta mucho más asumir que existen días difíciles o dolorosos. Aceptar esta claúsula ayudará, y mucho, a entender la motivación de otro manera.
De todos modos, que algo resulte puramente negativo es bastante relativo. Somos nosotros mismos los que puntuamos estos hechos como positivos y negativos según nuestro aprendizaje previo, emociones, cultura y la sociedad en que vivimos, pero no sabemos si esos hechos causarán un efecto positivo o negativo en nosotros a medio o largo plazo. Cuando comenzamos a decidir reaccionar positivamente ante aquellas cosas que muchas veces no podemos cambiar, comenzamos a tomar control sobre nosotros mismos y a ser responsables de nuestra propia motivación.
El concepto que tenemos aprendido sobre las relaciones de pareja, de amistad, el dinero, la salud, etc. es lo que más nos limita nuestro propio potencial e indirectamente merma las posibilidades diarias que podemos desarrollar. La baja o alta motivación que podamos tener frente a la vida o a un área concreta, se ve íntimamente ligada a nuestros miedos más profundos (creados en gran parte en la infancia, como parte fundamental de un miedo familiar más global). Lo mejor es que como adultos tenemos la capacidad de superar esos miedos y ponerles solución. Podemos modificar, por ejemplo, nuestra concepción sobre la frustración y el triunfo.
Con todo, es importante dejar las excusas a un lado y comprender que mantenernos motivados es en gran medida algo que depende de nosotros mismos. La manera en que concibamos algunas cuestiones determinará gran parte de las cosas que nos sucedan.