Romper el bloqueo mental
La mayor parte de las personas ha sufrido en algún momento de su vida un bloqueo mental. Evidentemente, resulta molesto, frustrante e incluso altera nuestra autoestima. Es frecuente que suceda, por ejemplo, en estudiantes frente a un examen o en profesionales creativos a la hora de abordar un nuevo proyecto. En todas esas situaciones, la solución más simple y eficaz es siempre la misma: tomarse un descanso. ¿Por qué? Después de estar horas o incluso días descansando, solemos regresar con nuevas fuerzas al trabajo, además de ser capaces de percibir matices que antes nos habían pasado completamente desapercibidos. A ello se suma que cuando conseguimos desconectar de un problema, nuestro insconsciente continúa trabajando exactamente igual hasta buscar la solución más adecauda. Ocurre lo mismo cuando perdemos unas llaves o cuando queremos recordar a quién habíamos dejado ese libro tan interesante.
Los estudios sobre el tema han venido demostrando que el descanso de una actividad siempre es positivo para nuestro cerebro. Permitirnos desconectar conscientemente de un problema ayuda a que nuestra mente vague libremente, lo que estimula a encontrar soluciones creativas. Lo que parece claro también es que un exceso de autopresión genera el efecto contrario. El ritmo de vida y el volumen de trabajo actual crean un elevadísimo estrés que elimina nuestra capacidad de desarrollar nuevos enfoques sobre algunos temas (aunque también existen estudios que demuestran que un nivel tolerable de ansiedad ayuda a mantener la atención). De hecho, las diferencias que pueden crear unas perspectivas respecto a otras pueden parecer insignificantes, pero a largo plazo resultan definitivas. A eso se suma que el tiempo y el descanso siempre generan más posibilidades e ideas.
Nuestro insconsciente trabaja y elabora información aunque no nos demos cuenta de ello. Eso explicaría fenómenos como la "suerte del principiante". El cerebro recoge muchísima información constantemente y por eso alguien que haga una apuesta por primera vez en algún terreno tiene más posibilidades que otro que sigue insistiendo sin descanso. La fórmula más precisa vendría a ser la siguiente: si uno dispone de gran cantidad de información a la hora de tomar una decisión, suele ser mejor valorar esa información y tener en cuenta la decisión más lógica, pero en esos otros casos en que no disponemos de absolutamente ninguna información, es más probable que nuestro instinto y nuestro insconsciente hagan mejor ese trabajo. Nuestra supervivencia como especie ha dependido siempre de ello. Respecto a los bloqueos mentales queda bastante claro, nunca habrá nada tan útil como tomar una pausa (proporcional al nivel del bloqueo), cambiar de actividad y dejar que nuestro insconsciente haga el resto.