Terapia de pareja, una posibilidad
Una de las principales demandas en la psicología clínica es la consulta por dificultades de pareja. Es natural, dado que algunos datos apuntan a que tres de cada cuatro matrimonios actuales acaba en ruptura. Esta tendencia y los grandes avances que muchas veces consigue la psicoterapia lleva a algunas personas a acudir a una consulta psicológica. Los conflictos derivados de una problemática de pareja son enormes e influyen en la propia percepción personal, menoscabando la autoestima, el desempeño en el trabajo, las relaciones personales o la confianza en uno mismo. Cuestiones clave para el bienestar. Es por ello, ya digo, que muchas personas acuden solos o en pareja con la intención de mejorar su relación. Las áreas de preocupación e intención de cambio van desde la sexualidad, los celos, la infidelidad, la dependencia emocional o la falta de respeto.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la terapia de pareja y en que puede ser útil? La consejería matrimonial se originó en Alemania en los años 20. En su evolución de enfoques teórico y prácticos ha ido intentando generar la mayor eficacia posible. Algunos datos actuales apuntan a que más de un 70% de parejas consigue lograr importantes avances en su relación. Muchas veces, del porcentaje restante, no se consiguen los logros esperados porque se ha acudido a terapia en una fase final de la relación y la ruptura es casi inminente. Por lo que siempre se recomienda acudir cuando se detectan los primeros conflictos importantes, lo que aumenta la probabilidad de éxito terapéutico.
La psicoterapia de pareja ayuda especialmente en la mejora de la comunicación, uno de los principales puntos débiles de las relaciones. Muchas parejas no saben llegar a soluciones prácticas, por lo que se intenta dar forma a un diálogo constructivo y una expresión emocional más saludable y no basada en reproches continuos. Se estimula también la escucha y el pleno respeto al otro. En general, lo que se persigue es cambiar la perspectiva de la relación, intentando evitar los juegos de culpabilidad e incluyendo la perspectiva del otro en la relación. También se refuerzan los puntos en común de la pareja, afianzando intereses comunes y las fortalezas de la relación. Asimismo, se alientan los comportamientos positivos que agradan al otro, como las caricias o la atención a los detalles.
Aunque muchas veces, alguno de los miembros de la pareja no desea participar, por lo que es muy frecuente que solo una parte solicite ayude. En estas situaciones, lo recomendable es realizar un trabajo exhaustivo con la persona que acude, teniendo en cuenta que conseguir cambios positivos en una de las partes, producirá indefectiblemente cambios que repercutirán en la pareja. De todos modos, debe señalarse que durante la psicoterapia siempre se persigue la motivación de la pareja, no centrándose solo en resolver los conflictos abiertos de una sola de las partes. El objetivo último es intentar conseguir que la pareja permanezca unida desarrollando una relación más sana y respetuosa.