Una sorprendente historia
Si existe una historia que siempre me ha sorprendido (y todavía sigue haciéndolo), es ésta. La historia real de aquella ocasión en que el hombre quiso repetir a otro hombre. En 1519, poco después de que Leonardo da Vinci muriera a los 67 años, su medio hermano menor, Bartolommeo, se dispuso a crear un auténtico duplicado vivo del genio italiano. Ya que él y Leonardo eran parientes, el propio Bartolommeo se eligió a sí mismo como padre, y seleccionó como esposa a una mujer con atecedentes similares a los de la madre de Leonardo: una joven campesina, que también creció en Vinci. La pareja finalmente tuvo un hijo, Piero, que fue criado cuidadosamente en la misma región toscana, entre Florencia y Pisa, lugar en el que había crecido Leonardo. Desde muy pronto, el pequeño Piero destacó con un importante talento artístico, por lo que fue llevado a Florencia, donde sirvió como aprendiz a varios pintores sobresalientes, de los cuales al menos uno había trabajado directamente con Leonardo. De acuerdo con Giorgio Vasari, uno de los mayores historiadores de arte de ese periodo, el joven y genial Piero "maravilló a todos... y en cinco años logró la destreza que otros no consiguen si no es luego de mucho vivir y vasta experiencia en muchas cosas". De hecho, solían referirse popularmente a Piero como el segundo Leonardo.
Pero como en toda historia, sucedió algo inesperado. A los 23 años, Piero murió de fiebre, por lo que resulta imposible saber con certeza hasta dónde hubiera llegado (aunque hay indicios de que algunos trabajos de Piero han sido atribuidos al propio Miguel Ángel). Tampoco es posible afirmar cuánto del genio de Piero se debió a la herencia y cuánto al ambiente. De media, los hermanos comparten el 50% de los genes, pero Leonardo y Bartolommeo eran solo medio hermanos, y podrían compartir únicamente en torno a un cuarto de esos mismos genes. La madre de Piero y Leonardo tampoco parecen haber sido parientes, aunque es posible que tuvieran antepasados comunes, y por tanto compartidos, en el cerrado pueblo campesino de Vinci. Aunque tampoco es posible descartar la fuerte influencia del ambiente. Seguramente, el joven Piero estaba al tanto de su famoso tío, y además Bartolommeo le dio cualquier oportunidad que se pudiera comprar con dinero para conseguirlo. Después de todo, sus esfuerzos de controlar herencia y ambiente para darle al mundo otro Leonardo, tuvieron escasa influencia. Es posible que Piero tan sólo fuera otro de los muchos florentinos con talento de la época, con la diferencia de que sobre él recaía una enorme expectativa que la mayoría busco confirmar. Este breve historia real da comienzo al capítulo sobre herencia y ambiente en Desarrollo Psicológico de Grace J. Craig, una excelente introducción a la evolución natural del comportamiento humano.